Si todavía piensas que la realidad virtual tardará mucho en llegar al sector del fitness, sentimos decirte que... ¡ya está aquí! Hacer una clase de yoga en la India desde el salón de tu casa o ir con tu bicicleta estática por el Cañón del Colorado ya es posible.
El sector de los gimnasios aún no ha acabado de digerir la disrupción del home fitness a raíz de la pandemia y ya ve cómo la realidad virtual y mixta están llamando a la puerta de la práctica de la actividad física.
Pero antes de hablar del fitness, veamos qué es la realidad virtual.
Según la RAE, realidad virtual se define como “Conjunto de técnicas informáticas que permiten crear imágenes y espacios simulados en los que una persona, mediante un dispositivo visual, tiene la sensación estar y poder desenvolverse dentro de ellos.”
Esto se traduce en que puede parecerte que estás en otro lugar, en otro momento histórico o rodeado de personas que se encuentran a miles de kilómetros de ti. Gracias a la realidad virtual, se abre un universo infinito de posibilidades para romper barreras espacio-temporales.
Después del confinamiento se ha incrementado el entrenamiento en espacios al aire libre. Primero la gente estaba harta de estar en casa porque no podía salir, y ahora muchos siguen en el mismo escenario, porque desde entonces teletrabajan.
Los gimnasios se han esforzado en salir a conquistar el exterior con sus clases, pero… no siempre es posible. La economía, el espacio y la meteorología ponen sus propios límites.
Con la realidad virtual, los clientes pueden disfrutar de la experiencia de un exterior con condiciones climáticas controladas y los gimnasios pueden rentabilizar las propias instalaciones sin necesidad de adoptar un espacio al aire libre.
Todas esas máquinas de cardio que cada vez los clientes utilizan menos pueden ser un buen punto de partida para introducir la realidad virtual. Ahora que el entrenamiento con peso libre es el rey, volver a darle una utilidad a las cintas de correr es posible gracias a este nuevo universo virtual.
Los avances tecnológicos, sobre todo las redes sociales, nos han vuelto adictos a los estímulos y las novedades. De modo que casi todo nos resulta poco estimulante o nos cansa mucho antes de lo que lo hubiera hecho hace una década.
Es normal que surjan plataformas para satisfacer esta demanda de experiencias. No tanto para los que ya son asiduos al entreno, como para aquellos que aún no lo son y pueden engancharse por la diversión y el chute de dopamina. Dentro de poco, los adictos al gimnasio podrían tener un perfil totalmente diferente…
Imagen de FITXR.
Equipados con unas gafas de realidad virtual, y en ocasiones con unos controladores manuales de movimiento (vaya, un par de mandos), los usuarios pueden sentir que están haciendo el saludo al sol desde Rishikesh, la meca india del yoga, hacer esgrima con un usuario que está en el otro extremo del planeta o participar en una etapa del Tour de Francia pedaleando desde el salón de casa.
Las ventajas de la realidad virtual son variadas:
Para captar a ese público que aún se resiste, no basta con apoyarse en la gamificación y en técnicas que buscan incentivar o premiar la realización de ejercicio físico, es decir, en función del resultado. La clave está en hacer más divertido ese proceso.
Imagen de HOLOFIT.
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